El Gremio de Plateros barceloneses encargó entre 1526 y 1529 al maestro Pere Nuñes un retablo dedicado a San Eloy para su colocación en la iglesia de la Mercè y que en la actualidad se halla en el Museo Nacional d’Art de Catalunya. En uno de sus cuadros podemos ver una escena de interés numismático, en la que se aprecia una pila de pesas de gran tamaño, como las fabricadas en Nuremberg y de uso frecuente en toda Europa en ese período.
Mes: marzo 2017
Museu Frederic Marès, Barcelona
Uno de los museos dedicados al coleccionismo más importantes es dedicado al escultor barcelonés Frederic Marès. Su contenido es variadísmo y algunas de sus colecciones contienen valiosos ejemplares que rozan aspectos a los que se han dedicado entradas de este blog, como plaquetas devociones del Renacimiento, trabajo de esmalte medieval de Limoges o pesas para pesar monedas. A todos ellos se pueden añadir medallas, pinjantes, candelabros, altares portátiles, incensarios y cruces de bronce medievales.
Dentro del apartado dedicado a la escultura, destacar algunas figuras medievales como la que representa un avaro del s. XII realizado por el maestro Martín en San Miguel de Tubilla del Agua en Burgos del que pende una cadena, posiblemente con monedas.
Semana Numismática de Barcelona
La importancia de una buena biblioteca
El coleccionismo numismático no pude consistir en acaparar piezas como si de cromos se tratara. Las monedas son mucho más que números y los monetarios no consisten en huecos que completar. De hecho y en relación a las acuñaciones de algunos períodos históricos es no pude decirse de ninguna colección que haya sido completa, juntando todos las variedades acuñadas en algún momento y muchos coleccionistas verán en algunas piezas detalles ciertos o no que confieren a cada espécimen cierta exclusividad. De la misma manera, muchas piezas contienen un valor patrimonial que supera al mero aspecto económico del ejemplar, lo que obliga a un mayor cuidado y respeto en su conservación y tratamiento. Y por otra parte, una colección es más que la suma de los objetos coleccionados al incorporarse a los mismos un criterio de selección que puede explicarse en el interés, la rareza o la conservación de cada ejemplar. Por lo tanto, no es de extrañar que vayan ganando terreno las informaciones suministradas por algunos comercios relativas al origen de las piezas, en respeto del valor de patrimonio cultural de la pieza y del prestigio del coleccionista que en algún momento decidió incorporarla a su patrimonio.
Formar una colección requiere algo más que catálogos. Cierto que vivimos en el tiempo de la información rápida y de la documentación accesible online en el marco de una cultura de la gratuidad. Hay revistas que ofrecen en abierto artículos científicos y eso está muy bien. De la misma manera, encontramos catálogos gratuitos, sencillos pero de calidad muy desigual. Pero nada de eso sustituye a una buena biblioteca que recoja el pensamiento y el estudio riguroso elaborado durante generaciones, contrastando pareceres, permitiendo completar la información y aportando referencias para que cada coleccionista perfile sus criterios. Además de ser una parte de la colección en la medida en que son también coleccionables, los libros tienen tacto y olor. Hojearlos permite disfrutar de cada página, párrafo, grabado o imagen con una mayor capacidad de disfrute que el movimiento de un ratón, dónde va a parar.